Traer a vivir juntas a sus dos hijas es probablemente la peor decisión en la vida de una madre mayor de 45 años. Poco después de dar a luz a su segundo hijo, su marido falleció repentinamente debido a un accidente de tráfico. La pobre madre trabajó día y noche para criar a sus dos hijas. Y cuando su hijo ha crecido y puede cuidar de sí mismo, la mujer da un suspiro de alivio. Ya no es una niña llena de salud, ya no es joven por lo que necesita un hombre que la proteja y la cuide cuando se enferme cuando envejezca. Después de que los niños estuvieron de acuerdo, la madre decidió "dar un paso más", lo cual fue muy bueno, pero su decisión de pedirles a sus dos hijas que vivieran juntas fue una decisión equivocada para ella.